Con promedio 10, la niña finalizó el segundo grado de la Escuela Provincial N° 213, en una zona rural del km 17, Ruta N°8, de la localidad misionera. Resultó ganadora de una notebook, una impresora, y banderas de ceremonias de la Argentina y Misiones para el establecimiento educativo del Concurso Mejor Promedio 2019. En el evento virtual realizado, en el marco de los 20 Años de Misiones Online, recibió el diploma y reconocimiento del gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, por su esfuerzo en el estudio. Los premios, fueron entregados por Daniela Cortés (Solari Bienes Raíces) y Alejandro Haene (Confederación Económica de Misiones).
La alumna Astrid Guadalupe Benítez, con promedio 10, es la ganadora de la categoría Primaria de Misiones, del Concurso Mejor Promedio 2019, que organiza Misiones Online con el apoyo de empresas e instituciones. Compitió con otros 65 estudiantes que se inscribieron con igual promedio, y resultó finalista por sorteo del premio de una computadora notebook, una impresora y banderas de ceremonia de la Argentina y de Misiones.
La niña asiste a la Escuela Provincial N° 213, en una zona rural del km 17, Ruta N°8, de la localidad de Campo Grande, Misiones. Sus padres y docentes la describieron como una alumna muy responsable, predispuesta, participativa y entusiasta.
En el evento virtual de entrega de Becas y Premios del Concurso Mejor Promedio, en el marco de los 20 Años de Misiones Online, el diploma de reconocimiento fue entregado por el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad. El premio, por Daniela Cortés (Solari Bienes Raíces) y Alejandro Haene (Confederación Económica de Misiones).
Su maestra Soledad Barrionuevo dialogó con Misiones Online sobre el reconocimiento y destacó a su alumna como “sobresaliente” en todo lo que emprende. “Astrid es muy buena compañera, predispuesta siempre a colaborar en todas las propuestas de la escuela. Siempre fue igual, desde el jardín”, recordó su maestra que la guió en primer y segundo grado.
Además de destacarse por sus notas en la escuela, a la niña le gusta leer cuentos, escribir y participar en actividades del pizarrón como cálculos matemáticos, cuenta su mamá.
La familia de Astrid está formada por su papá Saúl Ezequiel Benítez, su mamá Yesica Romina Galvao, y su hermana menor Sharlott Alexandra Benítez. Viven en una zona rural, a 17 kilómetros de la zona urbana de Campo Grande, donde habitan unas 500 familias. Es un pueblo cercano a la zona urbana.
Su padre Saúl trabaja con mucho esfuerzo en un Comercio, ya que lleva adelante desde hace un tiempo un tratamiento por una enfermedad compleja que le exige un mayor esfuerzo, pero sigue siempre adelante. Su mamá Yesica se ocupa de las tareas en la casa, además es estudiante de segundo año del Profesorado de Enseñanza primaria (PEP) y, en sus tiempos libres se organiza para trabajar como revendedora de cosméticos para generar más ingresos a la familia.
A fines del año pasado, tomaron conocimiento de la convocatoria del Concurso Mejor Promedio y ante el desempeño académico destacado de la niña, decidieron inscribirla al certamen. “Ella tenía buenas notas en forma diaria, y el resultado final de su esfuerzo se vio a fin de año, con el mejor promedio en el boletín. Esto fue lo que nos motivó a participar. Astrid cada año demuestra dedicación y excelentes calificaciones en la escuela”, remarcó su mamá.
“Un día leímos en la página web de Misiones online del concurso. La iniciativa nos pareció muy buena porque incentiva que los niños y estudiantes jóvenes se esmeren con sus calificaciones para participar y, además, podrían ser premiados por ello, como se dio con mi hija. Lo vemos como un estímulo al concurso, nos sorprendió el resultado y nos alegró mucho, principalmente porque necesitaba la computadora, más este año que todos los trabajos fueron a distancia por la pandemia. En casa hay una sola notebook y somos tres las que necesitamos trabajar con ellas. Estamos súper contentos por Astrid que podrá contar con su propia computadora”, indicó Yesica.
Compromiso y solidaridad
Desde primer grado la alumna tiene un excelente desempeño escolar. «En la escuela se destacó por su predisposición para todas las actividades escolares dentro y fuera del aula, se caracteriza por su responsabilidad en todas sus tareas, por su solidaridad con sus compañeros y maestras. Además tiene excelente asistencia todo el año, es muy prolija por demás en sus trabajos, es atenta, participativa, siempre terminando sus actividades en tiempo y forma”, la describe con orgullo su mamá para dar a conocer una partecita de todo lo que define a la personalidad de su hija en relación a la escuela.
Por otra parte, respecto a la Escuela a la que asiste, explicó que tiene una matrícula en el nivel primario en total de alrededor de 200 alumnos. “Se caracteriza por ser inclusiva y muy dedicada a lo pedagógico en forma integral. Astrid siempre estuvo muy bien acompañada en la institución, es activa en todos los eventos extra-escolares como Feria de Ciencias, concursos o las propuestas que la escuela genera”, agregó su madre.
Astrid con sus compañeras y la maestra de 2do grado de la Esc. Prov. N° 213, Soledad Barrionuevo.
En este sentido, su “Mae” coincidió con todos los conceptos vertidos por la mamá de la pequeña y destacó también el acompañamiento familiar que tiene para cumplir con todas las consignas. “Es una niña muy educada, es excelente alumna, muy especial en todo lo que emprende. Fue una gran sorpresa cuando me llegaban las capturas de pantalla con la noticia de que una alumna de Campo Grande había resultado ganadora del Concurso Mejor Promedio, y que además era mi alumna, lo que fue mayor la alegría. Realmente se merece el reconocimiento, ya que a pesar del año difícil que la familia llevó adelante por los problemas de salud de su papá, Astrid nunca bajó su rendimiento escolar, no faltó a la escuela, siempre cumplió con dedicación con los trabajos solicitados. Se esforzó mucho. Estoy muy contenta por ella y la familia”, expresó su maestra Soledad, que dispuso de su casa para que la familia de la alumna lograr conectarse con seguridad a a la transmisión virtual del evento realizado este viernes 25 de septiembre.
También acompañó ese momento de emoción, Luisa López, la nueva directora de la Escuela Provincial N° 213. “Es una enorme alegría que reciba este reconocimiento. Tengo 29 años de servicio en la educación pública, fui maestra del padre de Astrid, conozco a la familia, gente de la colonia, de mucho esfuerzo y trabajo, y es muy lindo ver que su hija es premiada de esta forma por sus méritos en los estudios. Me llena de orgullo”, expresó la directora.
El 2020, un año escolar diferente
Ante la pandemia por COVID-19 fueron muchos los cambios con la educación a distancia implementada en la provincia y el país durante estos meses lectivos del año en curso, más aun tratándose de alumnos de escuelas rurales como es el caso de Astrid, que tienen realidades diferentes.
Desde la experiencia de la pequeña alumna, en la familia se vieron limitados en la casa por la necesidad de más computadoras, ya que son tres personas las que debían trabajar con ellas y disponían de un solo equipo. “Realmente el premio le generó una gran alegría y ansiedad a Astrid, ya que lo necesita mucho para poder responder como ella quisiera con sus trabajos, y con la pandemia aún más. Nos organizamos con los tiempos para dar respuestas a las tareas y consignas que una vez por semana nos enviaban las maestras de mis dos hijas, con una sola notebook que ya teníamos en casa, y con el celular fuimos resolviendo a través del WhatsApp”, contó su mamá.
La madre de la niña cursa, además, el Profesorado para la Enseñanza Primaria a distancia y con el premio de la computadora obtenido por su «Mejor Promedio» en el certamen, Astrid podrá organizarse en forma independiente en sus tareas. “En Campo Grande nos encontramos con poca o sin conectividad en la zona rural, incluso hay compañeritas del grado van hasta el pueblo de Campo Grande una vez por semana para bajarse las tareas y consignas, y se consulta después por teléfono con las maestras. La verdad es que hay muchas realidades distintas, en nuestro caso logramos responder con la notebook para completar el trabajo de las tres y enviar en tiempo y forma. Pero nunca usamos un zoom con en el grado”, precisó Yesica sobre la experiencia vivida de la educación virtual en estos meses de pandemia.
Por su parte, la maestra de 2do grado, que este año pasó a ocuparse de un nuevo grado, el 4to grado del Nivel de Primaria, también compartió su experiencia en el año de la pandemia por COVID. “Cuando se decretó la cuarentena habíamos comenzado las clases hacía cinco días, muchos alumnos ni siquiera se habían presentado a clases, así que no logramos conocer a todos los chicos ni a sus familias. Finalmente, en mi grupo de 4to grado hay 17 alumnos activos este año que lograron de a poco adaptarse, se organizaron con la familia o tíos, y conseguían internet para resolver con las tareas y consignas. Al comienzo fue un proceso conseguir desde los números de teléfonos de los alumnos, padres, vecinos o tíos más cercanos. En mi caso, ninguno de los 17 estudiantes del grado tienen computadora en su casa, e incluso algunos se tuvieron que comprar el celular, que fue la vía más práctica con la cual finalmente trabajamos. No todos tienen WhatsApp, así que con algunos me comunicaba en forma individual”, describió la maestra Soledad respecto a la tecnología y las herramientas utilizadas.
Por otra parte, la docente seleccionaba el material y preparaba los impresos para acercar a cada uno de los 17 estudiantes que tiene a cargo, por lo menos dos veces por meses, con la tarea y consignas a cumplir. “Mi trabajo consiste en lograr que alcancen el aprendizaje de temas del programa de este año, con el cuadernillo de Nación vamos seleccionando contenidos, y realmente logramos organizamos con todos, con quienes tenían o no internet o computadoras. Todos mis alumnos están cumpliendo de alguna manera, y logramos un esquema de trabajo que está resultando. Pero hay mucho diálogo con toda la familia para ir resolviendo paso a paso lo que se presente”, explicó.
En este sentido, la «Mae» Soledad está convencida que nunca la herramienta tecnológica superar la conexión del maestro con el alumno en el aula. “Eso es lo que más extraño”, expresó la maestra.
“El contacto afectivo con los alumnos, ese vinculo pedagógico, el conocer los saberes previos de los niños y niñas, de cuáles son sus intereses, de la sorpresa con los experimentos, son momentos que enriquecen el aprendizaje en el aula y que como docente extrañé mucho. La tecnología nos ayudó en estas circunstancias de la pandemia, pero considero que nunca reemplazará el vínculo afectivo y pedagógico que se logra en el aula”, reflexionó la maestra Soledad.
UN RECONOCIMIENTO OPORTUNO
El proceso de este año para Astrid no fue fácil. “El cambio escolar fue estresante para mis dos hijas, ya que la pandemia modificó la rutina social, y extrañan la escuela. Estamos de alguna manera más acostumbrados a estar retirados de las zonas urbanas, somos más cercanos a las chacras, pero lo que más extrañaron las niñas es el contacto social con sus compañeritas del aula, la rutina de ir a la escuela, que tanto le gusta a Astrid, por ejemplo. A septiembre hay un cansancio que empiezan a manifestar”, explicó su mamá.
En lo cotidiano, llevan una vida tranquila, de juegos entre hermanas o mirar televisión en los tiempos libres. “Le gusta ver documentales sobre la vida silvestre de los animales, algunos dibujos y leer un rato. Astrid es muy curiosa, y le encanta la lectura”, cuenta su mamá.
Premios «Solari Bienes Raíces y CEM» de computadora, impresora y banderas de ceremonias.
Sin dudas, la alumna es una niña muy dulce, tranquila y muy buena compañera. Entre sus mejores amigas, mencionó a Renata Mendoza, Adriana y Camila Miquetan. Ahora, con la notebook en casa, Astrid podrá organizarse como quería en sus tareas y sus tiempos, ya que el premio como Mejor Promedio le resultó de lo más oportuno.
La niña espera que todo pase, y sueña en un futuro con poder estudiar danzas, y cuando termine sus estudios primarios y secundarios, proyecta realizar alguna Carrera Terciaria, siempre acompañada por su familia.
Por Patricia Escobar